Carta a mi Padre

Desde mi habitación, en algún lugar recóndito de la Tierra pienso en ti;  escribo estas letras porque se que algún día las leerás papá. Gracias por ser quien eres, por haberme inculcado las filosofías de la vida que me han servido para caminar, es por eso que mi cariño y amor es también infinito para ti.


Aparte de ser la persona que cuidaba de mí siempre, te convertiste en mi mejor amigo; cada momento conversando, meditando y hablando cosas tan profundas que solamente tú y yo, quizás en nuestros más brillantes pensamientos, podemos entender y saber que es así.
Has sido mi fortaleza muchas veces y aquella mano que me ha levantado cuando he caído. Pocas veces te he visto llorar, porque sé que ocultabas tus sentimientos más profundos para demostrarnos fortaleza, cuando en verdad tu corazón estaba lastimado.  En aquellos ojos a veces tristes, podía observar el verdadero camino a seguir.


Tantos y tantos momentos que compartimos juntos,  te llevaste una parte de mi ser y me siento tan feliz de que he tenido un verdadero padre y de que te he tenido muchos años a mi lado. Ahora que tu juventud se ha escapado, he aprendido mas de ti, te debo todo lo que soy y lo que pienso, porque tú me diste aquél conocimiento base para llegar hasta donde pueda imaginar.


Gracias por haberme dado la vida, por haberme acompañado a cada lugar que necesitaba, por haberme cuidado y sobre todo por entregarme todo tu amor.


Te  quiero con todo mi corazón, y también al igual que a mi madre, si un día dejas de ser, te iré a buscar allá en el cielo por la noche, donde quizás, como aquél pintor y su paisaje que tu mismo escribiste, te podré encontrar volando hacia el mundo tan feliz y ansiado que hemos esperado desde siempre.


Un abrazo del alma, tu hijo que te quiere mucho:
Alex.